Arqueología silenciosa

Por ti seré siempre el viajero admirado que llegase a una ciudad desconocida, que en ti serán cada parte de tu cuerpo. Tus ojos, manos, boca y cabellos serán como los monumentos y edificios conmemorativos que una ciudad erige para perpetuar los instantes decisivos de su historia. Sus materiales y tamaño dirán cuánta alegría o desgracia los puso allí.

Te ignoraré cada vez que te vea, como si fueras nuevo cada vez. Poco a poco reconoceré los pequeños vestigios de un lugar en el que ya estuve; el rincón del parque con su rato de sombra o el restaurante preferido con la misma carta y al mismo precio. Supervivientes a pesar de la expansión y la transformación que produce el crecer, serán esos marcadores los que daten y cuenten tu historia, mientras alzo los estratos que la dicha o la contrariedad habrán dejado en ti desde que no nos vemos.

Mi mirada atónita por la complejidad de tus gestos y tu evolución será todo menos ociosa. Practicaré mi arqueología silenciosa sobre ti, sin molestar tu devenir. Sabré si vieron tus ojos lucir el sol o cuántos chaparrones cayeron sobre tus hombros.

Mientras tú estás a lo que estés, sin enterarte, leeré tu historia levantando las páginas por la izquierda. Quiero reconocerte tras un parpadeo, y que seas de nuevo como el barrio de toda la vida que confundimos con nuestra propia casa cada vez que regresamos a él.

20-10-08

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Arqueología silenciosa

  1. Itziar dijo:

    Muy bueno Ojkitar…lo qeu más me gustó la última frase del penúltimo párrafo…..estás hecho un poeta!

  2. Óscar dijo:

    Qué poco entro, qué menos escribo. ¡Gracias por el piropo!

Deja un comentario